Deseo sexual y carga mental.

DESEO SEXUAL Y CARGA MENTAL

¿Has pensado alguna vez qué tienen que ver las tareas de la casa con el deseo sexual? Te lo cuento.

Tiene que ver con el concepto de “carga mental”, que se da principalmente en las mujeres por cuestiones de socialización de género. La carga mental hace referencia a la cantidad de responsabilidades a las que hay que hacer frente en la vida cotidiana que tienen que ver con la casa y los peques. Llevar a los niños al cole, poner la lavadora, recogerla, pensar qué vamos a comer, hacer la compra, hacer la comida, pagar las facturas, las actividades extraescolares, la reunión del cole, ir al médico, limpiar, preparar el disfraz de carnaval… una lista abrumadora de tareas que muchas veces suponen un estado de alerta al tener que acordarnos de todo.

Aquí hablaremos de dinámicas en parejas de hombres y mujeres por la socialización diferencial, por cómo nos educan a unos y a otras, y teniendo en cuenta que todo esto es una tendencia y una generalización. Pero esto puede darse en parejas de cualquier género en la que una de las partes asume la carga mental, mientras que la otra parte se desentiende un poco más.

En relaciones entre hombres y mujeres, muy a menudo, la mayoría de estas tareas recaen sobre las mujeres. De hecho, el tiempo que dedican las mujeres al cuidado de los hijos y del hogar duplica al de los hombres, según el Instituto Nacional de Estadística. Las mujeres dedican de media 26,5 horas a la semana a estas tareas, mientras que ellos, unas 14 horas. El 71% de las mujeres sufren carga mental, frente al 12% de los hombres. Esto es algo que pasa en muchas familias, y, curiosamente, muchas mujeres no conocen el concepto.

Hay que tener en cuenta que la carga mental incluye la ejecución de las tareas, pero también la planificación y organización de las mismas. Y esto implica muchas veces no haber acabado una tarea y tener en mente ya la siguiente. Algunos hombres se quejan porque ellos “ayudan” en casa y parece que no se tiene en cuenta. Pero ayudar no es lo mismo que compartir las responsabilidades de forma equitativa. Un ejemplo de esto es el “Voy a hacer la compra. ¿Qué tengo que comprar?”. Aquí hay una intención de ejecución, pero para ir a hacer la compra hace falta saber qué tenemos en casa, qué hace falta comprar y, para ello, tener en mente el menú semanal de toda la familia. Es decir, un trabajo previo de planificación y organización. Junto con este ejemplo están otros como “¿A qué hora era la reunión del cole?”, tender la lavadora, pero olvidar recogerla y el clásico “Si querías que lo hiciera, habérmelo pedido”.

Todo esto implica que el papel de coordinadora del hogar recae en la mujer, mientras que el hombre se sitúa como un “subordinado” pasivo muchas veces. Lo cual se traduce en que ellos no asumen responsabilidades al mismo nivel. Cuando hablamos de entorno laboral, la persona que coordina proyectos no suele participar en la ejecución de los mismos, porque coordinar es por sí mismo un trabajo. Pero de las mujeres se espera que trabajen en lo suyo, lleguen a casa, se encarguen de la ejecución de una parte de las tareas y además que organicen y planifiquen todo, con lo cual nos cargamos con el 75% del trabajo que supone llevar una casa. Pero todo esto puede pasar desapercibido, invisible, porque nunca se le había puesto nombre hasta hace relativamente poco.

Esto se debe a que tradicionalmente a las mujeres nos ha educado en el cuidado de la casa y los hijos y a los hombres para trabajar y ser quienes llevan el dinero a casa. Hoy en día es habitual que tanto hombres como mujeres trabajen fuera de casa, pero seguimos siendo las mujeres las que nos encargamos de la mayor parte del trabajo del hogar.

¿Cómo se refleja esto en la vida sexual y en pareja? Con todo este trabajo mental de planificación y organización además de las tareas como tal y el trabajo fuera de casa, es normal que muchas mujeres acaben el día agotadas. Es habitual la situación de parejas en las que ellos llegan de trabajar y tienen deseo de tener relaciones sexuales con su pareja, mientras que ellas lo que quieren es descansar de todo lo que han hecho durante el día y lo último que tienen es deseo. Pero como decíamos antes, la carga mental es invisible y a veces ellos no entienden por qué ellas están tan cansadas, si “ellos también han ido a trabajar”. A veces puede ocurrir que ellas no quieran compartir las tareas de la casa porque implica enseñarles a ellos todo lo que hay que hacer, resumido en un: “si tengo que decirle lo que hay que comprar, prefiero ir a hacer la compra yo porque luego encima me trae las cosas que no son”. Y ellos a veces sienten que sus esfuerzos y buena predisposición no se tienen en cuenta.

Identificar la carga mental y las dinámicas que supone es el primer paso para poder hablar de ello y buscar soluciones. Compartir la responsabilidad de la casa (la organización y no solo la ejecución de tareas) de forma equilibrada suele ser un punto a trabajar en muchas parejas, ya que suele ser motivo habitual de discusión. Por otra parte, hay muchas cosas diferentes que pueden influir en el deseo sexual. Pero cuando la organización y las tareas se reparten de forma satisfactoria, el tono emocional de la pareja es mucho más positivo y esto además deja espacio mental y a nivel de energía para poder sentir deseo sexual.

BIBLIOGRAFÍA

https://www.concilia2.es/la-carga-mental-de-las-mujeres-ligada-a-los-cuidados/#:~:text=El%2071%25%20de%20las%20mujeres,al%2091%25%20si%20son%20madres.

Cómic “No me lo has pedido”, de Emma Clit. Se puede leer aquí:

https://amiga.org.es/no-me-lo-pedido-comic-las-carga-mental-soportan-las-mujeres

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